Esta “serpiente de verano”,
que amenaza con convertirse en realidad, nos ha puesto a pensar a casi todos en
el “duro papel” del Alcalde.
¡Qué duro debe ser llegar a
un Ayuntamiento y comenzar a desmontar instrumentos públicos que eran útiles
para la protección de las y los vecinos que están siendo expulsados de sus
–normalmente- viviendas de rentas bajas!
Más duro es aún vender un
parque público de viviendas sociales a un “fondo buitre” que, en breve plazo,
terminará por echar a la calle a todos aquellos que -tras la “revisión” de
condiciones o simplemente por algo, tan desgraciadamente común, como caer en
desempleo- no puedan seguir haciendo frente a los teóricos compromisos de pago.
Debe ser todo un “papelón”
dedicarse a privatizar los instrumentos públicos o su gestión: agua, piscinas,
instalaciones deportivas, mercados… y eso que… “oye, todas esas cosas se hacen
a favor de la creación de empleo” ¡que si
no…!
Sí, es verdad señor Alcalde,
es muy “duro”. Por eso interesa que las pobres “criaturitas” que son las y los
alcaldes cuenten con un aval mayoritario. ¡¡Parece que han “olvidado” que este
aval mayoritario se obtiene (Constitución dixit) por la suma de los votos de
los propios concejales. Pero, en fin ¡¡¡Arenas
y Rajoy sabrán!!!
Con tanta “dureza” puede que
no hayan caído en que lo que nos hace falta son alcaldes y alcaldesas que, una
vez aupados a la alcaldía por el voto de los concejales que forman el Pleno
Municipal que (como decíamos, es lo que mandata la Constitución ) tengan
una vida “dura” pero NO privatizando ni los Servicios Públicos ni su gestión;
sino creando y potenciando instrumentos de participación ciudadana con la
generación de la “Sociedad Civil Organizada”, con unas políticas de viviendas
para alquiler social y una gestión del urbanismo que no esté al servicio de las
multinacionales –se llamen ALTADIS o IKEA- y que apuesten por la preparación y
la ayuda a la generación de empleo, los Servicios Sociales –en especial la Dependencia y la
atención a la Mujer-
y que, en definitiva, conviertan nuestros pueblos y ciudades en lugares donde
sea atractivo vivir.
Alguien podrá decir que
muchos de estos temas no son competencias del Ayuntamiento o del Alcalde; puede
ser cierto y quizás por ello merezca la pena elegir a unos alcaldes que peleen
por una ley, justa, de Financiación Local. Que peleen por unos contenidos
justos de sus competencias reales que no son, ni más ni menos, que las que
piden o exigen sus vecinos.
A lo mejor no es el Alcalde
o el apoyo con que cuenta; y sí el problema es que en este País la política
municipalista es el “hermano pobre” de la política y que la ciudadanía
–verdadera destinataria de los desvelos del alcalde o alcaldesa- es sólo una
excusa que cada 4 años se saca del cajón.
No hay interés, al menos con
la “serpiente de verano”, para entrar a fondo en el municipalismo, ni en las
políticas de satisfacción que los intereses vecinales debieran tener.
Por ello apostemos por qué
política queremos que haga el alcalde y olvidemos el “caramelo envenenado” que
Rajoy y Arenas quieren ponernos delante.