Tenemos
que conseguir una reforma fiscal alternativa a la del Gobierno, que esté basada
en impuestos más justos que garanticen la protección social y la creación de
empleo.
El Gobierno
ha centrado su campaña de la reforma fiscal en la reducción de impuestos, pero
no dice que quienes se beneficiarán de forma especial serán las 660.000
personas que tienen ingresos superiores a 75.000 euros anuales y, especialmente,
las 65.000 personas que tienen una renta superior a las 200.000 euros al año.
La reforma fiscal formulada por
el Gobierno, aumentará el actual desequilibrio de cargas entre trabajadores y las
rentas del capital. Sus propuestas hacen que la recaudación tributaria
recaiga sobre las rentas del trabajo y se reduzca el papel de los impuestos al
capital.
El proyecto de reforma del
gobierno supondrá, según sus propias estimaciones, una reducción de recaudación
de 9.000 millones de euros, que tendrá una repercusión sobre la calidad de los
servicios públicos (sanidad, educación,
desempleo, dependencia, etc.).
La consecuencia directa de esta
caída de recaudación supondrá que en los próximos ejercicios (una vez pasadas las elecciones)
se mantendrán los ajustes y
recortes en los servicios públicos o se incrementarán los impuestos sobre el
consumo de modo que serán los trabajadores y rentas más bajas los doblemente
perjudicados de una reforma fiscal injusta.
Para nosotros, la reforma fiscal tiene que buscar la ampliación de la base fiscal (el número de personas que contribuyen y la aportación de todo tipo de rentas) incorporando las rentas del capital desfiscalizadas, el patrimonio, la herencia (¿entiendes Jordi?) haciendo que las grandes empresas y corporaciones tributen.
Necesitamos una reforma fiscal que sirva como instrumento para avanzar en la resolución de los problemas de las personas: el desempleo, el aumento de la desigualdad, la falta de protección social.
Si la reforma fiscal no actúa como motor de recaudación, el Gobierno demostrará que sus propuestas son un "MERO INTENTO DE ENGAÑO ELECTORAL"
En este sentido, debemos
conseguir que la reforma fiscal tenga como objetivo inmediato asegurar los
recursos necesarios para financiar un Plan de Empleo para los parados de larga
duración, que aumenten las prestaciones por desempleo a quienes ya las han
agotado pero no tienen acceso a un trabajo, y además una Renta Mínima
garantizada para los hogares que carecen de cualquier tipo de ingresos.
De no escuchar los “cantos de sirena” del PP,
dependerá que esto no sea un mal comienzo.