Ayer
día 20, se cumplieron doce meses de las pasadas elecciones generales. Once
meses de gobierno y de una crónica que ha supuesto una de las mayores “estafas
electorales” a las que, cualquier sociedad democrática, ha podido enfrentarse.
La ciudadanía tiene interiorizado,
cosa que nos parece un error, que los programas electorales “nunca o casi nunca
se cumplen”. Esto, insistimos, no es, ni más ni menos, que la demostración
palpable de la falta de cultura democrática de nuestra sociedad y de los
partidos – aunque generalizar siempre es injusto – que en ellas participan,
pero no debe ser sin embargo un cheque en blanco que se entrega al gobierno surgido
de una victoria electoral.
En Noviembre de 2011, la ciudadanía
optó por sacar al PSOE del Gobierno, entre otras cosas por la inutilidad de sus
medios para afrontar la crisis – recortes de Mayo de 2010, reforma laboral
contestado con una huelga general el 29-S… y sobretodo por haber mentido sobre
la crisis – llamada durante años “desaceleración por Zapatero”; su alcance y el
papel que el PSOE había asignado a cada sector económico o social en su
proyecto de salida de la misma.
El “cambio”, término electoral y
políticamente devaluado desde 1982, se produjo y el PP con mayoría absoluta
tenía la oportunidad de gestionar una salida a la crisis con, en teoría, sus
declaraciones volcadas, transmitidas y ampliadas por los medios de
comunicación: no la congelación de las pensiones, no a los recortes en los
servicios públicos, no al retraso de la edad de jubilación, no a la subida de
impuestos….y así un largo etcétera.
Tras once meses de gobierno nada
parece igual. El gobierno del PP (formado el 22 de Diciembre de 2011 como un
mal “gordo de la lotería”) ha arrasado no sólo con sus “criterios de partido en
la oposición” que le sirvieron para llegar a la Moncloa sino que además ha
impuesto todo lo contrario, tanto en lo dicho y escrito (hemerotecas y
videotecas cantan) sino que también ha vulnerado su propio e intencionadamente
indefinido programa electoral.
Tras la masiva respuesta dada en las
calles el 14-N, hoy toca – con más razón que nunca- seguir exigiendo que la
legalidad que dieron las urnas pasen también por “legitimidad” que dan o deben
dar la comprensión y el apoyo de la ciudadanía a las medidas que se están
imponiendo. El 14-N, sin duda, está expresando el hartazgo social ante unas
políticas de recortes y retrocesos continuos que no dan fruto y que perpetúan
la original y fracasada política económica que inició el PSOE.
Frente a los recortes, los
retrocesos, el desempleo, la desigualdad en el trato entre la banca y las
multinacionales y el resto de la ciudadanía, REFERENDUM YA!!!!!