El problema no es numérico, no es el 5,8, ni el 4,4, como
pasos para llegar al 3 como objetivo de déficit.
El problema es qué decisiones políticas han determinado que
la lucha primordial es contra el déficit público y no, por ejemplo, contra el
desempleo o el hambre.
Cuando la opción política lleva a considerar básico y
prioritario afrontar el pago de la deuda, antes que atender las necesidades del
país: empleo, sanidad, pensiones…, algo falla en la política.
Si la política determina que los plazos y el objetivo de
reducción del déficit, son éstos (3% en 2013) y no otros, pese a que ello
suponga reajustes y desajustes que debasten a la sociedad. Si algunos políticos
son incapaces de escuchar las recomendaciones sindicales que, desde hace años -antes
que Rubalcaba o Rajoy lo pusieran de moda- exigían retrasar el aterrizaje de los
ajustes al trienio 2014/2017, es que algo falla en éstos políticos.
Se equivocan los políticos que tratan de quedar como “superman”
por haberle -según ellos y sus voceros- “sacado la lengua a Merkel”, cosa que,
al final, no cambiará nada porque Merkel sigue apostando por el 3 en 2013.
Al final todos los números -5,8; 4,4; 3- nos llevan, con
esta política equivocada, a no crear empleo, a recortar servicios sociales, a
deteriorar el presente y el futuro de la gente. Al final, esta política salva a
la banca, que vuelve a pedir más fondos públicos para asegurar nuevas fusiones,
pero no salva ni al empleo ni al Estado Social.
Hay, por tanto, que cambiar la política. También los
trabajadores y trabajadoras tienen en eso espacio y opción con su organización,
su movilización y su voto.
Marzo y sus días: 8, 11, 25, 29, pueden hacer posible el nacimiento
de una estupenda primavera.