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lunes, 19 de marzo de 2012

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA


El fin de semana de campaña electoral ha vuelto a poner a los populares ante su fiel imagen.

Aunque Arenas, para tratar de disimular lo más posible, sólo hable “del necesario papel de los sindicatos” y de su “propuesta de pacto por el empleo” y no diga casi nada sobre la Reforma Laboral impuesta por su partido, las “visitas guiadas” de fin de semana de sus “correligionarios” en la campaña electoral, terminan por dejar al candidato Arenas como un taimado.

Una de sus amigas más antiguas –Dolores de Cospedal- se preguntaba el pasado sábado en Granada, tras criticar la Huelga General, ¿Cuándo iban a dejar los sindicatos de pensar en sus intereses particulares para pensar en los desempleados?

La señora Cospedal tiene un “rostro que se lo pisa” y una poca vergüenza impresionante. ¿Ella, que lleva cobrando tres salarios públicos durante años y que hace escasos días ha querido “colocar” a su marido de Consejero de Red Eléctrica, se atreve a hablar de intereses particulares? ¿Ella, que con los recortes en Castilla La Mancha ha mandado al paro a miles de interinos, va a hablar de desempleados?

Cospedal no tiene dignidad y por eso no entiende que los sindicatos –para que se genere más empleo- hayan pedido tanto a Europa como a los gobiernos españoles –al de Zapatero y al de Rajoy- que cambien de política económica, que haya medidas de inversión pública, política crediticia y de fiscalidad que incentiven la actividad económica; que acaben ya con la política de los recortes. Cospedal no entiende que los sindicatos queramos que todos los trabajadores –en activo o en desempleo- tengamos derechos, garantías y protección.

Por eso convocamos, cuando no hay negociación, huelgas, y, en este caso, por el volumen y tamaño de la agresión, una Huelga General.

Pero a Cospedal ya la conocemos gobernando. Quién quiere hacerse ahora el “tapado” es Arenas, que trae a Cospedal para que diga lo que él ni puede, ni quiere decir en campaña electoral, pero esta antigua pareja no nos engañan, son las dos caras de la misma moneda.