El flamante Ministro de Economía y Competitividad -Luis de Guindos- ha actuado, ante la publicación de los datos de desempleo del mes de diciembre, como un “diligente médico de guardia” diagnosticando el desempleo como el mayor problema de nuestro país y el que, sin duda, mas nos condiciona para la salida de la crisis y la recuperación económica, llegando incluso a situarlo como “el gran problema para el mantenimiento del estado del bienestar”. Sería lógico pensar, tras estas palabras del ministro, que lo conveniente fuese tomar medidas que incentivaran la actividad económica y, por tanto, la creación de empleo.
La actitud del ministro cambia de “diligente médico” a la de “estudiante de primer curso” cuando las “recetas” que su gobierno usa frente a la crisis son: subida de impuestos, congelación de salarios, paralizaciones de empleo en el sector público,… todas ellas provocan el retraimiento y reducción del consumo lo que, de forma indirecta, provocará la caída y pérdida del empleo ante una menor producción de bienes y/o servicios. De Guindos ha recetado mal.
Al igual que equivocan esas “recetas”, De Guindos y el gobierno de Rajoy apuestan por una reforma laboral bajo el prisma de “mayor flexibilidad para las empresas y la actuación de los empresarios en la contratación y el despido”. Estos estudiantes de primer curso no se dan cuenta que con ello van a provocar un empeoramiento del enfermo -el empleo- que no sobrevivirá sometido a los constantes vaivenes en las Pyme´s ante las pugnas abiertas por conseguir las subcontrataciones de las grandes empresas u otras parcelas del mercado, estableciendo una guerra fraticida por la “competitividad” que para los empresarios solo parece que pueda conseguirse de una forma: abaratando los costes laborales y con ellos las condiciones de trabajo.
El desempleo en nuestro país no es solo un problema de malas recetas gubernamentales; es también un problema de mentalidad y comportamiento empresarial. Con representantes empresariales como el presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernández –digna familia política del expresidente de CEOE Díaz Ferranz- en nuestro país la primera receta acertada que debiera aplicarse para combatir el desempleo, sería la de tener unos empresarios cumplidores de lo que firman, serios en la búsqueda de acuerdos, que no “lo quieran todo y más aún” y que entiendan que hacer un país competitivo no es que ellos “ganen el doble y además siempre”, por mucho ministro amigo que tengan como es, en este caso, el señor De Guindos.