Cinco reflexiones de urgencia sobre las Marchas de la Dignidad
del 22 de Marzo. Agustín
Moreno | 23/3/2014
1. Gran éxito. La clave ha sido la
unidad de muchísimas organizaciones, mareas y movimientos sociales. La entrada
en los barrios de Madrid de las columnas de todos los rincones del Estado fue muy emocionante y la manifestación
de la tarde del 22 de Marzo fue inmensa. Trabajadores de todos los sectores y
mareas, jóvenes estudiantes, familias enteras con peligrosos radicales de corta
edad que corrían y jugaban con globos en una gran fiesta ciudadana ¿Cuántos? No
lo sé exactamente, no dos millones como han dicho los organizadores. Pero
con la vara de medir usada en otras manifestaciones históricas, se podría
hablar de un millón. En una burda manipulación la policía y medios como El
País daban 50.000 personas
cuando deberían de conocer que llegaron a Madrid más de 900 autocares, trenes y
muchos coches particulares de toda España; según sus datos los madrileños nos habríamos quedado
todos en casa. Los ocho carriles del Paseo del Prado y Recoletos, más los
bulevares, por una longitud de 2 kilómetros y medio totalmente abarrotado; una
hora detenidos en la Glorieta de Atocha… ¿36.000 personas, como dice la
policía?: Cuando se miente tan descaradamente, se pierde todo el crédito.
2. Provocación gubernamental. Desde el comienzo de
esa movilización se sabía cuál era la estrategia gubernamental: ignorar
las marchas con un apagón informativo, pero organizar un despliegue
policial desmesurado y convertir el triunfo de una de las manifestaciones
más grandes de la historia en un problema de orden público. No habían
acabado aún los discursos en la tribuna, actuaba la Solfónica cuando se
empiezan a producir las cargas policiales en Colón, en las proximidades
del acto del cierre de la manifestación. Justo a la hora del telediario, para no mostrar las imágenes de la
fiesta ciudadanas, sino de los incidentes. Ya estaba la fiesta empañada:
24 detenidos y 88 heridos de carácter leve o muy leve (según Emergencias
de Madrid), de los que 55 son policías y 33 ciudadanos ¿De verdad alguien
se puede creer estos datos? Los antidisturbios
van blindados con sus cascos, chalecos, botas, porras y debidamente
entrenados y organizados. Se manipula la información para criminalizar la
protesta, justificar la ley de “inseguridad ciudadana” y para empurar a
los detenidos.
3. Peligro para las libertades. Atentando contra
la Constitución Española, han detenido y retenido durante horas a un
centenar de autocares que venían a Madrid. Este gobierno que ha aplaudido
a los manifestantes de la plaza Maidan de Kiev y a la oposición venezolana
en la calle, arrasa con inusitada violencia el intento de montar una
acampada contra el pago de la deuda en las proximidades de Recoletos. Las
cargas policiales antes de acabar el acto pudieron poner en riesgo la seguridad
de cientos de miles de personas que transitaban pacíficamente por la plaza
de Colón y alrededores. Se instauró un auténtico “toque de queda” al dar
un ultimátum a los manifestantes para que se disolvieran bajo la
amenaza de cargar por ser la manifestación “ilegal” a partir de las 21:30
horas. Recientemente hemos leído que el gobierno ha prohibido el derecho de manifestación en Vigo ante la visita de Felipe de Borbón, para evitar que ese día los afectados por la
estafa de las preferentes salieran a la calle. ¿Se pueden suspender los
derechos constitucionales sin estar en un Estado de excepción? ¿A dónde podemos
llegar todavía con Rajoy y Fernández Díaz?
4. Grave error. El de los
secretarios generales de CCOO y UGT que se reúnen con Rajoy y el
presidente de la patronal para acordar recuperar el diálogo social.
Ni al que asó la manteca se le ocurre sacarse una foto con Rajoy en
vísperas de una movilización apoyada por sus organizaciones. Aprueban,
además, una nota conjunta de tres hojas (lo que indica mucha alevosía en
la preparación de la reunión), en la que junto a una sarta de
generalidades, se recoge parte del discurso del gobierno sobre el inicio
de la recuperación (“los signos de cambio”) y se habla de negociar temas
como la formación continua y de los salarios (hasta
ahora devaluados) o de “dialogar” sobre la reforma fiscal. Ni una palabra
de aquello que estrangula a los trabajadores: la reforma laboral, la de
pensiones o el desmantelamiento de los servicios públicos. La foto en sí
misma supone un balón de oxígeno para Rajoy, al que las encuestas le dan perdedor de las elecciones europeas. Con ella, con Cataluña, vendiendo la expectativa de
una reforma fiscal, intentará recuperar votos el 25 de mayo. Por eso la
pregunta a hacer es: ¿a qué juegan los dirigentes
sindicales de CCOO y UGT? ¿Tan mal y tan condicionados están? Es vital la
regeneración de los sindicatos, porque son más necesarios que nunca para
los trabajadores, pero es dudoso que estas cúpulas sindicales lo puedan
hacer. Estoy con los bomberos de Madrid de CCOO, esa foto
no representa a los miles de militantes sindicales de CCOO y UGT que se
están partiendo el pecho defendiendo a los trabajadores en sus centros de
trabajo. Ni tampoco les hace ningún favor a los retratados. El 22-M hubo
muchísimos trabajadores en la calle ¿estuvieron Toxo y Méndez? ¿Por qué no pueden
aparecer los secretarios generales (y ex secretarios en el caso de CCOO)
en una gigantesca manifestación, que apoyan a través de la Cumbre Social, para fundirse con el pueblo -que es
justamente lo que necesitan, tal y como les recomendaban preocupadamente
los sindicatos alemanes- para no estar derrotados y volver a
ser una oposición y una amenaza creíble a las fuerzas antilaborales?
5. Urgencia política. Que los objetivos de la Primavera de la Dignidad tengan éxito dependerá de la
continuidad de la lucha y de su carácter pacífico y masivo, de la unidad y
del salto de escala al plano político. Porque la recuperación de derechos
y libertades, si queremos que sea lo más rápida posible, habrá que
conseguirla con la lucha y con las leyes de un gobierno progresista que
desarmen las leyes reaccionarias anteriores. El 22-M los ciudadanos hemos
respondido masivamente al llamamiento de salir a la calle por
reivindicaciones justas. No tengo ninguna duda de que también responderían
con entusiasmo a la llamada electoral para votar una lista unitaria. Y
este es el salto de escala que se necesita. Esta debería ser la principal lección
del 22 de Marzo. Hay tiempo para ello, el PP ni siquiera tiene designado
su candidato. Y lo que nos jugamos es mucho más que vaya un puñado de
diputados al parlamento de un proyecto europeo que no tiene ningún futuro
mientras no se preocupe de las personas. Una derrota en las urnas del
PP deslegitimaría su política antisocial y de recortes, haría más
difícil nuevas agresiones y se podría exigir el adelanto de elecciones
generales. Ni más ni menos. La izquierda no puede seguir jugando a los
equilibrios de sus aparatos, a priorizar la construcción orgánica de
pequeñas organizaciones y todo ello trufado de narcisismos.
La política de pequeñas miras nunca
estará a la altura de las circunstancias históricas que necesita nuestro
país.
Lo único cierto es que la situación
social es de catástrofe y que así no podemos seguir. Quizá tenga que llegar el
día en el que los ciudadanos, uno a uno, en silencio, a cara descubierta,
arrostrando todas las consecuencias, se planten en silencio en las plazas del
país hasta que un gobierno cada vez más ilegítimo dimita y convoque elecciones.
Pero para ello tendría que haber una izquierda
preparada para asumir su responsabilidad.