En el tercer año de su fallecimiento su recuerdo sigue presente
Dirigente
sindical y dirigente comunista, Marcelino trató, durante toda su vida, de
comprometer a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país en una decidida
lucha por alcanzar sus derechos y, como garantía de permanencia de los mismos,
trabajó incansablemente por la libertad, la democracia, la igualdad… y siempre
lo hizo desde una perspectiva de clase.
Todos
y todas los que, de una forma u otra, vendemos nuestra fuerza de trabajo, somos
asalariados y, por tanto, clase trabajadora. Marcelino siempre trató de dar
cuerpo a este papel de la clase confrontándolo –para alcanzar y consolidar los
derechos de la misma- con los intereses del capital.
Los
trabajadores y trabajadoras ya sean intelectuales, de “cuello blanco”, de la
industria, los servicios, la construcción o la tierra –solía explicar
Marcelino- tenemos unos intereses y unas necesidades comunes pues, al fin y al
cabo, todas y todos vivimos de vender a otro nuestra fuerza (sea ésta cual sea)
de trabajo.
Para
ello, conformó –junto a otros muchos compañeros y compañeras y con muchos y
muchas camaradas- una herramienta fundamental: un Sindicato Confederal, de
clase y con vocación unitaria –Comisiones Obreras- donde todos los sectores de
producción, y por tanto todas las personas, pudieran encontrar un sitio y un
espacio en el que identificarse y en el que poder refugiarse frente a los
ataques del capital y sus múltiples caras (política, económica, financiera,
cultural, ideológica…) y con ello hacer más fuerte la defensa de los intereses
de la clase.
CCOO
sigue siendo hoy, como hace 3 años y como tantas veces lo fue en el tiempo que
Marcelino las dirigió, el primer sindicato del país. Por tanto, un potente
instrumento que debe servir para defender los intereses de la clase.
El
sueño de la herramienta de Marcelino sigue hoy en construcción. No renunciamos
a ponerlo en pie pese a que se nos caiga encima unas veces por errores propios
y otras por errores ajenos. Merece la pena que mantengamos en nuestro
pensamiento cómo hacer realidad –cada día un poco más- el deseo de un dirigente
sindical y un dirigente comunista que aún está presente entre nosotros y
nosotras.