Al igual que Woody Allen –que se
preguntaba “por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo”- nosotros nos
formulamos otra pregunta ¿por qué lo llaman reforma de la administración cuando
quieren decir eliminación de las políticas públicas?
Rajoy y el PP están construyendo enormes
mentiras. Saben que con los recortes presupuestarios lo que están consiguiendo
es eliminar políticas públicas, ahora –con su último documento a la Unión Europea – en políticas de
dependencia; antes –con la venta del “déficit” de las Comunidades Autónomas– en
enseñanza y sanidad. Con ello consiguen reducir el espacio de la protección
pública –que iguala a los ciudadanos en derechos y oportunidades- y tratan de
construir un estado “raquítico” de práctica beneficencia y baja capacidad para
que sea el sector privado –ya lo vemos en Madrid- quien haga negocio con los
recursos de las familias para atención de mayores y dependientes o con
conciertos y seguros privados en la educación o la sanidad.
Con la reforma de las administraciones y
la tesis de ”una administración una competencia” pasa igual, no habrá dinero
público para sostener desde lo local muchos servicios y, por tanto, tendrán que
ser las Diputaciones o las Comunidades Autónomas –dependiendo ya de sus débiles
presupuestos- los que atiendan a la ciudadanía. Con ello volvemos a lo mismo y
cuando una administración no tenga suficientes recursos para políticas
públicas, sólo podrá recurrir a la privatización del servicio. Con ello vuelven
a ganar y a hacer negocio los de siempre.
Aprovechando la estrategia de la
eliminación de las políticas públicas, se criminaliza, de nuevo, a los
empleados públicos ante el resto de la sociedad, presentándolos como unos
privilegiados y esperando que la sociedad “compre la trampa” y acceda a enviar
al desempleo a empleados públicos, esperando con ello salvar sus derechos de
ciudadanía. Craso error. Ni sobran empleados públicos ni se repiten
competencias, al revés, faltan políticas públicas y recursos económicos para
ellas; eso sí, mientras hay amnistía fiscal, no se lucha contra la economía
sumergida....
Con la pérdida de políticas públicas hacen
negocio los amigos de Aguirre, Aznar o Rajoy que, luego, subvencionan con
generosas donaciones al PP para conseguir los contratos con los que gestionar
los espacios y servicios públicos que se van cediendo por la falta de
aportaciones económicas presupuestarias o con los recortes y, así, ellos “hacen
caja con los ajustes de cinturón” al que se ve obligada la ciudadanía para
mantener lo que antes fueron sus derechos.