La jornada de Huelga General que se celebró
ayer en el país ha supuesto una importante movilización del conjunto de la
sociedad. Trabajadores y trabajadoras secundaron el paro general convocado; entidades
sociales, vecinales, de consumidores, estudiantes, … respondieron a la
convocatoria de movilización y dejaron patente en la calle su rechazo a la
política de recortes que el Gobierno ha planteado hasta el momento y que tiene,
en la reforma laboral, su máximo exponente en lo que a recortes de derechos e
imposiciones unilaterales se refiere.
Sevilla |
El Gobierno ha analizado y leído esta jornada
de movilización con una nula sensibilidad social y política. En primer lugar,
por tratar la jornada de movilización como un asunto de orden público y con una
visión policial más digna de una dictadura tercermundista que de una democracia
avanzada.
En segundo lugar por tratar de engañar a la
sociedad. El Gobierno sabe que el “día después” de la huelga ya ha empezado.
Así del “no se va a modificar nada” de Montoro, Guindos y Báñez, que hasta ayer
mismo recitaban, se ha pasado a las modificaciones “no troncales” de la
reforma. ¿Quién define lo “troncal”?.
Madrid |
En tercer lugar, el Gobierno vuelve a
equivocarse al pedir aportaciones y opiniones a los grupos parlamentarios y no
hacerlo con los sindicatos que, dicho sea de paso, ya antes del 29-M
presentaron alternativas a la reforma laboral del Gobierno.
Valencia |
Igual de claro lo han dejado los sindicatos,
convertidos en catalizadores del descontento: si no hay rectificación
continuará en el tiempo la movilización social. El Gobierno debe tener presente
que no hay, en las propuestas de continuidad de las movilizaciones, ningún veto
ni ningún reparo en ellas y nuestra opción pasa –más temprano que tarde- por la
convocatoria de una nueva huelga general.
El Gobierno tiene en su tejado, por tanto, el
cambio de dirección para dar otra salida a la crisis.