Una reforma laboral que -a dos días de su aprobación- es desconocida por los sindicatos, los empresarios, el Parlamento…… es, forzosamente, una reforma desequilibrada, inútil, e incompleta que sólo servirá para hacer retroceder derechos de los trabajadores.
Esta será, sin duda, la consecuencia más clara de las medidas que se aprobarán el viernes, ya que algunas “pistas” se obtienen de las declaraciones de Báñez, Guindos y el propio Rajoy. La primera y el último, cuando hacen referencia al Acuerdo recientemente alcanzado entre empresarios y sindicatos y lo catalogan -simplemente- de un “ acuerdo histórico” al que no dan, sin embargo, más valor que el de un “acuerdo salarial”. Por medio el ministro Guindos cataloga a la actual negociación colectiva como “el auténtico mal del mercado laboral español”.
Esa es una de las claves que está provocando el silencio y la oscuridad del Gobierno en torno a la reforma laboral. El Ejecutivo, probablemente, va a entrar a reformar criterios de negociación colectiva , olvidando que empresarios y sindicatos en ese acuerdo “histórico” tratan más temas que el de la moderación salarial y presenta -precisamente- toda una batería de medidas que aseguran en la empresa: flexibilidad, descuelgues, modulación de jornadas, movilidad funcional….. De todas esas cosas ni Rajoy, ni Báñez, han dicho una palabra; Guindos sí y su opinión es que hay que reformar más.
Por tanto el “olvido” de Rajoy y Báñez, sólo esconde una posible justificación: la opción real del Gobierno por entrar, hasta el fondo, en el instrumento que significa la negociación colectiva dando con ello satisfacción al ”ala dura” de la CEOE que, a pesar de firmar el Acuerdo de Empleo y Negociación Colectiva, han continuando con sus presiones para asegurarse una reforma que rompa del todo la ultra-actividad de los convenios, facilite la contratación “barata y temporal” de jóvenes, deteriore y debilite la tutela judicial efectiva ante los despidos….toda esa batería de temas saldran del Consejo de Ministros del día 10.
El Gobierno; su Presidente y su Ministra de Empleo -que se declaran partidarios del Dialogo Social, lástima que no lo practiquen- propiciarán casi seguro, con la reforma laboral, una importante conflictividad social; y crearán en las empresas un clima de deterioro y de desregulación que solo provocará un efecto de sustitución de empleos con derechos por otros que tendrán menos y también, por ello, ni crecerá el empleo ni se activará la economía . Ojala nos equivoquemos en las previsiones.