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lunes, 29 de agosto de 2011

AUMENTAR NUESTRA UTILIDAD

A la luz de los datos aportados por la EPA del II trimestre de 2011, cuyos datos fueron dados a conocer el pasado mes de julio, es más necesario que nunca aumentar la presencia del sindicalismo confederal de clase en los centros de trabajo y también, al mismo tiempo, garantizar los mecanismos que extiendan su presencia y capacidad de influencia e información entre las personas en desempleo (20´89 %), muy especialmente entre la juventud.

Para los trabajadores y trabajadoras, el papel que el sindicato debe jugar no es otro que el de un instrumento de defensa de las condiciones laborales, sociales y económicas aplicadas en cada momento adecuado, sea este el centro de trabajo o fuera del mismo, aunque esto último sea por diferentes motivos.

La EPA del II Trimestre de 2011 nos sitúa en un escenario que debe hacer reflexionar al sindicato para que podamos reforzar nuestra utilidad “con y para” los trabajadores y trabajadoras.

Así, precisamos tener alternativas de “carácter doble” para el millón trescientos mil hogares que en nuestro País tienen a todos sus miembros en desempleo. Cuando hablamos de alternativas de carácter doble, pensamos tanto en la creación de empleo y en los mecanismos de reinserción desde todos sus aspectos: contratación, formación… etc. como, también, en protección social, asegurando y extendiendo mecanismos que deben ir desde el cobro de la prestación contributiva por desempleo hasta el salario social y garantías frente a la exclusión social, asegurando así una renta y protección social mínimas.

La EPA también nos ha demostrado la urgente necesidad que debemos tener por adecuar los mecanismos de formación y, sobretodo, en aspectos que puedan facilitar la ampliación de las posibilidades de empleo de la población más joven, asegurando al tiempo que debemos contar con elementos específicos para que franjas de edad específicas -16 a 24 años- puedan optar claramente entre diferentes salidas: educación/formación, formación/empleo, empleo/recualificación… todo ello de una forma ágil y sencilla.

Los datos aportados por la EPA en julio nos hacen observar el mantenimiento de la temporalidad en el empleo, que ha experimentado un nuevo crecimiento, situándose en el 25´5 %. Anunciamos que con mecanismos de reformas impuestas y recortes sociales no haríamos avanzar el empleo, no conseguiríamos cambiar el modelo productivo ni alteraríamos el ritmo de actividad económica, al no actuar sobre determinados sectores económicos, que son las “cabezas tractoras” de la creación de empleo, actividad económica y consumo. El sindicalismo de clase optó por ofrecer un amplio abanico a los efectos de lograr este objetivo propuso desde un Pacto de Estado por el Empleo y la Economía, hasta el revulsivo de la celebración de una Huelga General.

Hoy la situación de crisis continúa instalada y agravada en algunos sectores. La situación política muestra la debilidad del Gobierno y la escasa capacidad de reacción ante los hechos que tanto en Europa como en Estados Unidos van marcando el devenir económico. Por eso, el sindicalismo de clase debe actuar hoy desde la cercanía “con y de la gente”, así como con la clara conciencia de que es –digan lo que digan- uno de los pocos instrumentos útiles ante la situación de desconcierto y desconfianza que presenta el futuro.

Su capacidad de análisis y de propuestas se ven refrendadas en los centros de trabajo, al recibir un apoyo superior al 75 % en los procesos electorales celebrados. Su utilidad se demuestra en la concreción de los derechos que debe fijar un Convenio Colectivo siempre vigente. Su incidencia social debe medirse por su capacidad de influir para alcanzar un determinado modelo social, defendiendo el bienestar y la protección social.


Por ello sigue siendo necesario apostar por el sindicalismo confederal de clase ya que, hoy por hoy, es el mejor instrumento para intentar frenar la ley de la selva que el mercado y el sistema pretenden cada día imponer.