La aspiración de nuestra provincia siempre ha sido la de nuclear un mercado laboral, estable y de futuro, en torno a una industria diversificada y con una importante capacidad de I+D+i.
Así, los sectores de aeronáutica, automóvil, naval, minero, producción de bienes de equipo, transformación agraria, textil, loza y cerámica, … han tratado, durante años, de construir una sólida base en nuestra provincia. Los resultados y experiencias en cada sector, han sido en el tiempo variados y variables pero, hoy, a fuerza de ser sinceros, solo dos sectores –como mucho tres- pueden presentar ciertas expectativas de futuro.
Hablamos especialmente del automóvil (FASA-RENAULT) y la aeronáutica (CASA-AIRBUS), y ello sin olvidar las incertidumbres que la crisis económica está produciendo tanto en las políticas presupuestarias de los estados y sus respectivas partidas de gasto, como en la capacidad de consumo de los ciudadanos y ciudadanas.
La experiencia y el futuro industrial en muchos de los sectores de producción de Sevilla y su provincia, presenta un oscuro perfil: Astilleros sin carga de trabajo, Las Cruces con permanentes problemas en el control de su actividad, los ERE´s han “campeado” y aún lo hacen tras las experiencias de Cerámicas Bellavista, Roca o Pickman, aparecen las primeras deslocalizaciones tras “la viña sin vallado” que está significando en su mercado laboral el rescate de Portugal –cierre de FLEX-…
No hay un panorama halagüeño y, por lo tanto, determinadas políticas se reflejan cada vez más claro, como estériles e inútiles. Nuestro país y el entorno europeo deben cambiar la orientación de sus políticas económicas actuando urgentemente para atajar el enorme problema de desempleo –más de 23 millones en Europa y 5 de ellos en España- haciendo frente, con una política fiscal común para asegurar una mayor capacidad recaudatoria y de legislación, al fraude y los paraísos fiscales, regulando las actividades especulativas de los mercados financieros y sus instrumentos y trabajando para conseguir que la principal tarea sea la reactivación económica y la creación de empleo.
Por ello, es urgente retrasar por tanto aquellas medidas y políticas que tienen como único objetivo la corrección de los déficits públicos en el horizonte de 2013 ya que sólo están provocando desempleo, desesperanza y frustración.
Esto, aunque parezca muy alejado de Sevilla y los problemas de su industria no lo es, pues las apuestas y la determinación de “otras” políticas económicas permitirían desarrollar el empleo, reactivar el consumo y con ello “dar otro aire” al crecimiento y desarrollo industrial de nuestra provincia.