Desde
que en 2008 comenzáramos a denunciar el periodo de crisis que aún hoy nos
afecta (“desaceleración” le llamaba por entonces el Presidente del Gobierno y
Secretario General del PSOE, Rodríguez Zapatero) los partidos mayoritarios,
PSOE y PP, dando apoyo a sus gobiernos respectivos han rechazado todas las
propuestas que, desde una perspectiva global y de carácter general, como Pacto
de Estado propusieron las Organizaciones Sindicales.
Se
trataba de hablar y preparar un necesario cambio del modelo productivo de
nuestro país. Había que hablar y orientar nuevas políticas en infraestructuras,
energía, inversiones e investigación… etc.
A
ambos partidos se les presentó la necesidad y la exigencia de un cambio de
políticas económicas, fiscales y de una visión distinta de las políticas
sociales como elemento generador de protección social y de garantías de
igualdad y de derechos, pero no hubo forma.
PP
y PSOE rechazaron entrar en esta dinámica y trabajaron en contra de estas propuestas
que se les presentaban: las dos Reformas Laborales, el deterioro y
desmantelamiento de los Servicios Públicos, una fiscalidad que carga y penaliza
a la mayoría social mientras salva a los de siempre…
De
pronto reaparece el valor del Pacto
¿Será la dura perspectiva de la crisis? Probablemente, pero también hay algo
más. Las continuas políticas de recortes han encendido, en la mayoría social,
la necesidad de movilizarse contra ellos. Al mismo tiempo, la expresión
política de la ciudadanía hacía caer, sondeo tras sondeo, la credibilidad de
PSOE y PP para dar respuestas y organizar salidas a la dura crisis que
padecemos. A ello parece unirse un deseo expresado, aún en ciernes, de querer
“poner coto” al sistema bipartidista en nuestra democracia.
Y
es entonces cuando –como por arte de magia- aparecen González y Aznar, dignos
representantes de los consejos de administración de grandes multinacionales y
dignos directores de escena que preparan el espectáculo para que éste “permanezca
inalterable en el tiemp y en el reparto de papeles”.
Con
la puesta en escena de ambos, sus “creaciones” (Rajoy y Rubalcaba) se
predisponen a “dialogar” y a buscar un pacto que haga frente a las políticas
europeas. ¿Pretenden cambiar la política económica que imponen las
multinacionales y las grandes corporaciones financieras? ¿Van a dirigir, desde
un cambio en la política nacional, las señales que indiquen a la ciudadanía
europea que otra política es posible? NO
Sólo
pretenden que parezca que algo cambia para que nada cambie de verdad. No
debemos olvidar que ambos personajes (Rajoy y Rubalcaba) cambiaron la Constitución de este
país para situar el pago de una deuda por encima de los intereses de ciudadanas
y ciudadanos.
Si
quieren pactar que cambien políticas y que convoquen Referendums para los
grandes cambios que planean –como por ejemplo en pensiones- y, si no son
capaces, que convoquen elecciones para que la gente elija su propio camino.