La política de los partidos de la
derecha conservadora europea, rostro de los intereses económicos de las
multinacionales y del capital que se ocultan en “los mercados”, continúa
agotando los escasos recursos de los países de la
Zona Euro.
Hoy con España y pasado mañana
con Italia en la “picota”, sólo Francia y Alemania –verdadera beneficiada de
este Plan “que sirve a sus intereses”- pueden pensar en un futuro menos
incierto.
La salida real, que debe impedir
esta cacería de países “uno a uno como si fueran patos”, no es otra que romper
con la dinámica de la austeridad permanente y la de forzar planes de acción en
torno a la generación de empleo, teniendo, además, un Banco Central Europeo que
actúe como Banco Federal de Europa.
Los europeos del sur y algunos
otros del centro y del este pertenecientes a este “club” llamado Europa,
debieran recordarle a Francia e incluso a Alemania, que financiaron parte de los déficits
de la unificación alemana, así como que durante años ninguno de los dos países cumplió con los objetivos que
se marcaron para Europa y, por si esto es poco –que parece que lo es porque
Europa no tiene memoria como lo demuestra el aumento de los fascistas y
ultraderechistas- habría que exigir en las calles y en las urnas un cambio de
partidos y un cambio de política. Hay que exigir que se pongan por delante los intereses de la
mayoría antes que la avaricia de unos pocos, por mucho dinero que estos pocos
tengan.