En éstos dos últimos años -desde marzo de 2009 y hasta hace pocos días- hemos sido testigos de cómo diferentes instituciones financieras -CAM, CAJA SUR, CCM, Banco de Valencia,…- recibían, de una u otra forma, fondos públicos para salvar su situación de quiebra. Miles de millones de euros entre avales, fondos para capitalización, fusiones así como la inversión que aún habrá que hacer en las cajas “nacionalizadas” -Nova Caixa Galicia, Catalunya-Caixa y Unnim-demuestran que es el mercado financiero y no el mercado laboral el verdadero peligro para las cuentas públicas y desde la deuda privada de nuestro país.
A este proceso, mas o menos conocido, se une ahora la petición de los bancos y la receptividad -depende- de Rajoy que “parece que si pero no, pero al final, lo que Dios mande” sobre la creación de un banco malo que agrupe los activos contaminados -todos los relacionados de una u otra forma con el ladrillo- que contienen los respectivos balances de los bancos.
Ello supondrá -casi seguro- que de nuevo habrá que hacer aportación y/o reserva de fondos públicos para “preservar” los números de los bancos, es decir una vez mas el mercado financiero y el futuro gobierno conservador -igual que hizo el socialista- van a “socializar las pérdidas producidas por la mala gestión de las entidades” y al tiempo, para reunir fondos suficientes presionarán en la ronda de reuniones que celebrará Rajoy esta semana con agentes sociales, económicos y con los presidentes de las comunidades autónomas del PP para obtener nuevos recortes -en servicios públicos y política social- y con el objetivo de lograr una vuelta de tuerca mas en la inútil reforma laboral que impuso el anterior gobierno y que, con seguridad, nos traerá nuevos recortes.
Por ello debemos negarnos tanto al uso de fondos públicos para atender así al sistema financiero, como a aceptar presiones que obliguen a los agentes sociales a una “negociación a la baja”.
Sería beneficioso, tanto para el sindicato como para la mayoría de los trabajadores y trabajadoras, que la orientación de este sea no sólo la de plantear al gobierno nuestras alternativas y exigencias de corrección de las políticas erróneas llevadas a cabo hasta hoy, sino también plantear ante el gobierno y en los centros de trabajo que no vamos a aceptar y vamos a combatir todas las medidas contrarias a los intereses de los trabajadores en materias como negociación colectiva, entrada y salida del mercado de trabajo, desatención al alto volumen de desempleo juvenil, o a la falta de cobertura de protección social para los desempleados…
Para hacerlo mas entendible para todos: “A Dios rogando y con el mazo dando”.