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viernes, 28 de octubre de 2011

¿CUÁNTAS VELOCIDADES? ¿CUÁNTAS EUROPAS?

El pasado miércoles los jefes de gobierno de los países de la UE trataron de cerrar, con las medidas adoptadas en Bruselas, las diferentes “crisis” abiertas: de la deuda soberana de cada país, la quita de la deuda griega, la reestructuración del fondo de reserva europeo, la refinanciación de las entidades financieras, …

Las medidas adoptadas empiezan por demostrar las diferentes europas que hoy coexisten en un mismo territorio: la Europa de la “unión política”, la de la “moneda común” o eurozona, la Europa de los países intervenidos -Grecia, Irlanda, Portugal, …-, la de los países advertidos -Italia, España, …-, la Europa del sur frente a la del norte,…

Todas estas visiones, en teoría de un mismo territorio físico, y las medidas que se adoptaron el miércoles, parece que solo han agradado a los mismos: los mercados. Hasta los instrumentos financieros han reaccionado -de momento- en positivo y hasta ayer las bolsas y mercados bursátiles recogían “con alegría” las decisiones adoptadas. Pero algo ocurre, algo deja un sabor amargo y una sensación de que no a todos nos gusta esta Europa.

Pensamos que ninguna de las medidas adoptadas servirá para poner freno al desempleo, o para evitar el ataque a los servicios públicos que, como la educación, la sanidad, la dependencia, conforman el “Estado Social Europeo” o Estado del Bienestar. No servirán tampoco para eliminar la presión y los movimientos que las entidades bancarias ejercen sobre miles de personas desahuciadas de sus casas en cualquier lugar, no servirán, en definitiva, para aliviar la sensación de frustración de los más de 23 millones de desempleadas y desempleados europeos.

Necesitamos otra Europa, No la de los mercaderes, Si la de los pueblos y las personas.

Como ha planteado la Confederación Europea de Sindicatos, Europa necesita otra política y no la actual. No queremos una Europa que, basada en gobiernos y un parlamento europeo ambos mayoritariamente de derechas, sólo piensan en la austeridad y la reducción del déficit para 2013, aunque esta política se lleve por delante más de 60 años de intentar construir una Europa social.

Queremos una Europa común, con una única velocidad, con un sentido social y de justicia. Rechazamos los estrambóticos resultados que ahora mismo están implantándose en la política europea por mucho que se alegren, como ayer, los mercados.